En Mar de Rianxo, entendemos que la frescura no es un lujo, sino una necesidad. Por eso, uno de nuestros pilares fundamentales es la trazabilidad y el control de calidad en cada paso del proceso. Desde que el marisco es extraído en las costas gallegas hasta que llega al cliente, cuidamos cada detalle para asegurar un sabor auténtico y una textura perfecta.

Todo comienza en las lonjas gallegas, donde trabajamos con marineros y pescadores locales que emplean técnicas sostenibles. La selección se hace en el mismo día de la captura, eligiendo únicamente piezas de máxima calidad. Esto nos permite garantizar que el producto conserve sus propiedades naturales: color, olor, firmeza y sabor.

Una vez seleccionado, el marisco es transportado en condiciones controladas de temperatura, utilizando cajas isotermas con refrigeración interna. Esta cadena de frío es fundamental para evitar alteraciones y asegurar que llegue a nuestros clientes en estado óptimo.

Además, contamos con un sistema de trazabilidad completo. Cada lote de producto está identificado y registrado, lo que nos permite controlar su origen y condiciones desde el mar hasta el consumidor. Esto, además de ofrecer garantías, transmite confianza y transparencia.

Nuestro compromiso con la frescura también se refleja en el tiempo. Minimizar el lapso entre la captura y la entrega es clave para disfrutar del auténtico sabor del Atlántico. Por eso, ofrecemos entregas en 24 h en península, lo que permite disfrutar de un producto de lonja prácticamente como si se hubiera pescado esa misma mañana.

Porque sabemos que la frescura no se improvisa, se trabaja. Y en Mar de Rianxo, lo hacemos con dedicación, respeto por el mar y amor por el buen producto.